sábado, 2 de mayo de 2015

LIBERTAD A LOS PETROLEROS DE LAS HERAS

Decimos a los cristianos, a quienes pasan y se desentienden, a los que nos escuchan en silencio. Les pedimos que detengan por un momento su marcha. Porque en el día de hoy, 1° de mayo nosotros, nosotras, hombres y mujeres que  vivimos en el pecado, nos congregamos nuevamente. En negación de dios y de la justicia divina. En negación del Estado y la justicia burguesa. En solidaridad con los condenados por el Poder Judicial en Santa Cruz. Por la liquidación total del orden capitalista.

Nos preguntamos acerca de la Justicia: ¿Qué es un tribunal sin la fuerza armada que ejecuta sus fallos? ¿Qué son los jueces sin gendarmes o los gendarmes sin jueces? La Justicia no está en la balanza sino en la espada.

Sin el purgatorio y el infierno, nada sería el dios de los católicos, tan impotente en la tierra. La justicia y la paz social no la declara el que llora de impotencia sino el que tiene más armamento, más control.

¿Cómo  se entiende la existencia de culpables e inocentes en un ambiente colmado por la miseria y la explotación? En todas las latitudes ha surgido una civilización hundida en el vicio. Un vicio social, malévolo y dañino, que rara vez hiere a quien lo ha producido.

Se condena a quien lucha amenazado por las condiciones de vida planetaria que genera la codicia de los ricos. En todos los territorios que conquista, por los caminos en que se abrió paso la avaricia capitalista avanzan también los fantasmas del dolor, el hambre y la muerte.

Las paredes que encierran miles de pobres en los estrechos pabellones de las cárceles, también nos encierran a nosotros en los márgenes estrictos de lo decente y lo tolerable por Dios y el Estado.

Somos siempre los potenciales criminales y delincuentes, otra suerte no nos puede esperar cuando se nos condena por siglos a ser bestia de carga.

La burguesía siente miedo y asco de nosotros. Los burgueses amantes de la ley y la moral creen soberbiamente que despiden luz y sólo tienen carne hueca y genios sin ideas. Sus salarios son pagos de miseria con pretensiones de gran caridad.

En su parlamento, en el senado o el congreso lo único que se prepara son futuros sufrimientos para nosotros en el nombre de unas leyes bárbaras.

SOBRE LOS PETROLEROS DE LAS HERAS
No recordamos la situación de los compañeros como una crónica periodística de un hecho olvidado, sino como un suceso vivo que debe ser contado en voz alta, porque el crimen que está cometiendo el Estado argentino está marcando nuestras vidas y nuestra lucha.

Desde tiempos inmemoriales, la oralidad es la forma en que hombres y mujeres expresan y transmiten sus experiencias. Así lo fue también en el territorio de Santa Cruz y en toda la Patagonia. En ese territorio que abarca miles de kilómetros, el clima intempestivo marca los días entregados al trabajo. El frío, la lluvia, el viento y la soledad, rodean a los trabajadores desde las fábricas de Tierra del Fuego hasta las cuencas petroleras neuquinas.

En todas esas inclemencias los proletarios luchan y se organizan; nosotros no les conocemos y difícilmente lo hagamos. Pero tengamos la certeza de que hay, hubo y habrán compañeros que sufren y mueren, como también hay miles de procesados y hasta condenados, como hicieron recientemente con los trabajadores estatales de Río Gallegos y también con el caso que hoy nos convoca.

En la Patagonia como en todo el mundo hace años que hay masacres y ataques contra los explotados, así en el 95 mataron en Ushuaia a Víctor Choque, en el 97 a Teresa Rodríguez en Neuquén, así mismo catorce proletarios encontraron la muerte en una mina de la localidad de Río Turbio. Esto y mucho más ha pasado en la Patagonia, y estas verdades, estos hechos horrendos se transmitieron de boca en boca entre los explotados. Por eso, la situación que hoy enfrentan los compañeros de Las Heras no es una singularidad, sino por el contrario un ejemplo más de como la resistencia se extiende por el territorio. Esta historia viva de resistencia nos pertenece.

A principios del año 2006 los trabajadores de la localidad de Las Heras (Santa Cruz) reclamaban por el encuadramiento sindical en la rama petrolera en la que efectivamente trabajaban, y no en la UOCRA, en donde estaban sindicados. Esto les permitía incorporarse a un convenio colectivo con mejor salario y mejores condiciones laborales.

A raíz de esto realizaron veinte días de huelga y movilizaciones: "Para febrero ya había llegado la GEOP (Grupo Especial de Operaciones Policiales), habían llenado Las Heras. No se podía salir a la calle por la noche. Allanaban los boliches, pedían documentos por todos lados. Estaba militarizado." (1)

El 6 de febrero, Mario Navarro, vocero de la asamblea de petroleros, fue detenido por la Policía, tras una entrevista en una radio local.

Como reacción se decidió una marcha a la alcaldía para exigir su liberación, dicha manifestación, por lo brutal de la represión policial y lo confuso del episodio, se convertiría en un hecho irrepetible, a la vez que inolvidable.

En medio del caos que despiertan las balas de goma, los palazos y las corridas, murió el policía Jorge Sayago y fueron apresados más de 17 trabajadores, acusados de desmanes y asesinato.

En esos tres años de detención (2006/2009) los acusados fueron dando testimonio a fuerza de tortura física y psicológica. La causa se rearmó en el año 2010, y el día 12 de diciembre del año 2013 sucedió lo peor: "Ramón Inocencio Cortez, José Rosales y Hugo González fueron condenados a prisión perpetua por homicidio agravado. Franco Padilla, por tener 14 años en el momento del hecho, fue sometido a “tratamiento tutelar”. Pablo Mansilla, Carlos Mansilla, Daniel Aguilar, Néstor Aguilar y Rubén Bach recibieron cinco años de prisión por coacción agravada. Darío Catrihuala, quien supuestamente disparó el arma contra Sayago y otros dos policías, recibió también cinco años de prisión por lesiones graves calificadas. Juan Pablo Bilbao y Alexis Pérez, quienes nunca fueron mencionados en ninguna declaración durante ni previa al juicio, fueron sobreseídos." (2)

El Estado y el Capital nunca han protegido a los trabajadores y para ser más precisos nunca protegieron a nadie que no sea de su casta parasitaria.

Cuando se nos ayuda, cuando se nos viste y se nos alimenta, cuando nos curan, es porque buscan una máquina que produzca, una máquina limpia. Un trabajador impotente que calma su vacío consumiendo. Nadie vio jamás a los explotados con amor, sino con codicia. Quieren ver cuánto pueden extraer de nosotros sin que nos quejemos.

Aunque existe la posibilidad de que el policía Sayago haya sido víctima mortal de la imbecilidad y la cobardía de alguno de sus compañeros, diremos también hoy que los policías no son trabajadores, son represores, y que su muerte son las tempestades que va sembrando la burguesía y que germinan subterráneamente. Nosotros anhelamos la extensión de los momentos de revuelta y de agitación social con todo el corazón y el cuerpo.

Los compañeros de Chicago nos enseñaron que contra la democracia y la burguesía es inevitable el uso de los métodos violentos de lucha, que sólo con fuerza se puede combatir la privación de los medios de vida que nos imponen. Esta privación es la base del capitalismo y aceptarla significaría resignarse.

Decimos claramente: libertad a los petroleros de Las Heras, contra el Estado y sus cárceles. Los derechos no significan nada, lo que vale son los hechos. Cada vez que nuestra voluntad colectiva es fuerte, y no hay otro remedio sino aceptarle, le llaman derecho. Cuando los hechos no quepan ya en derechos, estaremos avanzando.

SEGUIR LUCHANDO, SEGUIR APRENDIENDO
Las especies, por lo general, buscan extender sus vidas mejorándolas. La ley de la vida es multiplicarse a expensas de la muerte. Los obstáculos nos limitan y nos dan una forma; nosotros que por una fatalidad irreparable estamos vivos, también queremos vivir más y mejor, y eso significa emanciparse socialmente de la política y la economía. 

Lo decimos nuevamente, no estamos restringidos por nuestra existencia individual, somos un ser colectivo herido, golpeado y encarcelado. Somos organismos vivos de un sistema social y económico que agoniza. Un cuerpo al que vivimos atados y nos enferma.

Cuando lastiman a uno, nos están lastimando a todos. La clase burguesa goza el imperio de la Ley, de la Fe y de la Fuerza, y así durante siglos ha acumulado lujos y privilegios que son prohibidos para nosotros.

Decíamos que no valen nada los derechos sino los hechos, y el hecho social que perseguimos ayer como hoy y hoy como mañana es la Revolución Social.

Para que la luz  penetre hace falta romper las murallas, no podemos esperar un mejor mañana descuidando el presente. En una realidad tan triste y rígida es preciso resistir, golpear y abrirse camino, ablandar la dureza de quienes nos rodean con el calor de la lucha. Un dominio de lo inmediato implica necesariamente proyección hacia el futuro y asimilación del pasado.

De día y de noche, cuando trabajamos mientras otros duermen nosotros estamos soñando, acercamos nuestros cuerpos y nuestros corazones, los ponemos en alto contra la dictadura del Estado y el Capital.

Amamos la libertad y la defendemos con energía. Abrazamos a los compañeros de Las Heras en esta hora tan negra de la humanidad.

Contra el Estado, sus cárceles y su policía.
Viva el primero de mayo, viva la solidaridad.

1° de mayo internacionalista, anticapitalista y revolucionario.
Rosario, región argentina, 2015.


Notas:
1 ¡Libertad a los petroleros de Las Heras! (Rosario, junio de 2014). Publicación disponible en: www.libertadalospetroleros.blogspot.com
2 Ídem


[incluído en el folleto ¡VIVA LA REVOLUCIÓN SOCIAL!]

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