viernes, 21 de marzo de 2014

CRISTINA SE PONE LA GORRA… SI ES QUE ALGUNA VEZ SE LA SACÓ

En medio de una crisis que se siente cada vez más en los bolsillos proletarios, los dichos del 1° de marzo de la presidenta no hacen más que ratificar el plan del Capital sobre nuestras vidas, cuando por estos días comienzan a asomar algunas manifestaciones colectivas de disconformidad. Tanto su séquito de alcahuetes como la oposición aplaudieron enardecidos cuando dijo: «Todo el mundo tiene derecho a protestar, pero no cortando las calles, impidiendo que la gente vaya a trabajar. Creo que vamos a tener que legislar sobre una norma de respeto y convivencia urbana (…) No puede ser que diez personas, por más razón que tengan, corten el tránsito y perjudiquen a miles. No puede ser que diez personas te corten una calle por más razones atendibles que tengan y que no pase nada».

Prestemos atención a como también desde la prensa — tanto “opo” como “corpo”— desde hace semanas vienen intentando instalar el tema de “¿qué hacer con los cortes?”. En realidad están preparando el camino para legitimar una mayor y eficaz represión en el corto plazo.

En estos momentos se visualiza una distensión en la falsa pelea entre oficialismo, oposición y prensa. Todos acuerdan con que hace falta más mano dura para respetar “la vida ciudadana”. Siguiendo el hilo “la jefa” respaldó la condena a los trabajadores petroleros de Las Heras: «Los condenaron a los responsables de ese homicidio terrible, alevoso, porque fue sin defensa alguna, y estaban protestando por esa condena. Cortaron la Panamericana por esa condena», refiriéndose a la jornada de lucha del 27 de febrero donde hubo protestas en todo el país y solo en Capital hubo alrededor de 12 cortes. Varias de estas manifestaciones fueron reprimidas con mayor o menor violencia.

No conforme con esto arremetió también contra el conflicto docente que viene desde hace semanas: «no puede ser que cada año sea un parto el inicio de clases por la discusión salarial —y agregó:— a veces uno tiene la sensación de sentirse rehén» (¡!). Además defendió el presentismo de la manera más burda: «¿es justo que el que va todo el año, que el que se pela el que te dije para estar sentado frente al grado con todos los deberes cobre lo mismo que el que va cada muerte de obispo o agarra cuanta licencia tiene a mano?». Y llamó a correr las paritarias a junio a fin de garantizar el ciclo lectivo.

El día 6 —primer día de las 72 horas de paro— en Garupá, Misiones, una brutal represión en manos de gendarmería y de la policía misionera sobre un grupo de docentes, municipales y otros trabajadores concluyó con más de veinte detenidos y varias maestras heridas.

A pesar de todo, el paro docente se llevó a cabo con un gran acatamiento en la mayoría de las provincias del país, y en Capital Federal.

Se viene un año difícil y queda explícito que no se va a escatimar en represión. Una vez más resaltamos que el Estado, con la careta que sea que tenga puesta, está al servicio del Capital y garantiza el crecimiento de sus ganancias a costa de la vida de los que trabajamos. Que no nos metan miedo, salgamos a la calle, hagamos lo que consideremos necesario y no sostengamos la ideología ciudadanista de que “protestar es un derecho”. Los sindicatos que ahora se quejan serán los primeros en denunciar a los más incontrolados. Protestar, manifestarse, no es un derecho, es una necesidad humana para irrumpir en la normalidad capitalista y poder vivir mejor.

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